jueves, 1 de agosto de 2013

Día 5. Carta al Alto Mando Mosquito



Carta al Alto Mando Mosquito,

Las últimas ofensivas lanzadas por sus unidades sobre nuestras posiciones demuestran claramente que han recibido nuevos reemplazos, dando cómo resultado un incremento de efectivos atacándonos. 

Los enfrentamientos, cada vez más cruentos, dejan mayor número de bajas.

Este mensaje dista de ser una amenaza. No es ni siquiera una advertencia. Es una narración anticipada de lo que va a suceder de ahora en adelante.

La pasada noche eliminamos a 17 de sus soldados en menos de dos horas. Los heridos fueron rematados sin piedad. Esta es y será la tónica general que seguiremos de ahora en adelante.

No vamos a rendirnos y por supuesto, no esperamos su rendición. Ni la queremos. Lucharemos hasta el fin, hasta conseguir el exterminio total de su raza o pereceremos en el intento.

Preparense para llorar a sus muertos...


viernes, 26 de julio de 2013

Día 4. Francotiradores en el extranjero


Lo habíamos conseguido. Hayamos la oportunidad de escapar de casa unas horas y dirigirnos a tierras extranjeras con la ilusión de, durante un breve lapso de tiempo, burlar el asedio al cual nos tienen sometidos.

Pero las redes de nuestro enemigo son largas y poderosas. Tienen contactos y recursos. Contratan mercenarios que, sin piedad, atacan aún a riesgo de jugarse su propia vida a cambio de quién sabe que miseria.

Àngel sufrió el despiadado ataque de un francotirador letal, sin escrupulos, capaz de disparar incluso a un niño mientras juega por primera vez fuera de casa después de días.

La avispa realizó un solo disparo.
Certero.
Preciso cual mano de cirujano.
Letal.

Acertó entre lo ojos desde una distancia considerable provocando una herida con doble trayectoria ascendente y descendente, sin orificio de salida. Por fortuna, la preparación en técnicas de supervivencia que Cristina posee pudo salvarle de unas horas de sufrimiento y dolor innecesario. Bendito barro.

Pero esto es una guerra. La piedad no tiene cabida.

miércoles, 24 de julio de 2013

Día 3. Unidad de reconocimiento detectada



Nos vigilan. Es un hecho.

Después de las medidas despiadadas que hemos puesto en práctica para repeler los ataques nocturnos a los cuales nos vemos sometidos, se ha reducido la actividad de nuestros enemigos.

No nos vamos a dejar engañar. Sabemos que están ahí, agazapados en la noche, esperando el momento propicio para atacar cual orda de salvajes, pués eso es lo que son.

La prueba de su presencia la tuvimos ayer tarde, cuando detectamos una de sus unidades de reconocimiento sobrevolando nuestra piscina. Es uno de ellos, pero enorme. Se supone que son inofensivos, ya que carecen de capacidad de ataque, más no os engañéis, son letales. Son los encargados de entregar informes sobre nuestras posiciones, puntos debiles de entrada y horas propicias para atacar.

La unidad que detectamos jamás llegó a entregar sus informes. La derribamos y exterminamos.

Pero si algo caracteriza a este enemigo es su gran número de efectivos. Si vimos uno significa que hay más... Muchos más...

lunes, 22 de julio de 2013

Día 2. Armas de destrucción masiva


Las primeras han sido noches muy duras. Noches de insomnio, gritos, llantos y carreras por los pasillos de casa.

Hasta ahora hemos acabado con un gran número de unidades enemigas, lamentablemente demasiado tarde, ya que muchas de éstas ya habían conseguido su objetivo: herir a miembros de la familia.

Hemos intentado luchar limpia y dignamente, de tú a tú, pero son demasiados. Hemos perpetrado ataques selectivos asesinando cruelmente a algunos de nuestros enemigos. No hay ni habrá rehenes.

Por último y más grave, hemos violado las directrices de Los Convenios de Ginebra al utilizar sin ningún tipo de remordimiento armas prohibidas.


Sí, defendemos nuestras posiciones con armas químicas y no nos arrepentimos por ello. Ya habrá tiempo de que seamos juzgados por nuestros crímenes de guerra, pero ésta noche, dormiremos tranquilos...

viernes, 19 de julio de 2013

Día 1. La ofensiva ha comenzado


Se esfumaron nuestras ilusiones. Pese a haber entrado de pleno en la temporada en la que mayor cantidad de ataques sufrimos, estos no llegaban. Parecía que este año nos libraríamos, pero no ha sido más que un espejismo. El calor insoportable ya está aquí... Y ellos también... En masa...

Los oímos sobrevolarnos por primera vez hace un par de noches. Para entonces ya fue tarde. Habían entrado en casa.

Cuando Gerard, el pequeño, se levantó, pudimos ver los estragos que habían provocado en su tierno cuerpecito de tan sólo dos años y medio. Cristina, mi esposa, también había sufrido las consecuencias. Las marcas en nuestros cuerpos son evidentes a simple vista.

No conseguimos entender cómo es posible que hayan roto nuestras defensas. Pese a las medidas de defensa implantadas el pasado invierno lo han vuelto a hacer. Vivimos agazapados con puertas y ventas cerradas y protegidas y aún así, consiguen entrar.

Los mosquitos han llegado.

La ofensiva ha comenzado.